La hipnosis no es otra cosa que una transformación de la conciencia en el momento en el que pasamos de la percepción del mundo exterior hacia dentro de nosotros mismos, con la intención de reflexionar intensamente sobre algo, de manera que nos encontramos totalmente concentrados en nuestros procesos internos y ya no somos capaces de percibir lo que nos rodea.
La hipnosis es un método, o más exactamente, un sin número de determinados procedimientos que se usan de forma sistemática para trasladar a alguien a otro estado de conciencia en el que podrá experimentar transformaciones personales de un modo mucho más sencillo y eficaz que en el estado de vigilia consciente.
Por esta razón, la hipnosis es apropiada para el proceso de transformación personal, ya que se trata de un estado de relajación. La palabra hipnosis procede del griego y designa un estado similar al del sueño. Cuando se entra en el trance, se observa una relajación general de la musculatura, además de muchos otros fenómenos fisiológicos como una alteración de la respiración, un mayor riego sanguíneo y pequeños movimientos musculares involuntarios. En dichos cambios del tono muscular, del color de la piel, de la respiración y los movimientos inconscientes se podrá observar si la persona con la que se trabaja entra en trance.
La hipnosis es apropiada para el proceso de transformación personal, porque representa un estado que excluye una fisiología conflictiva. Una fisiología conflictiva se caracteriza por el hecho de que la persona en este estado no dispone de sus recursos o lo hace solo de forma limitada.
La efectividad de los procesos de transformación por la hipnosis se debe al hecho de que en este estado se establece una comunicación con el inconsciente que, en el estado de vigilia, más orientado al exterior, queda dominado por la conciencia.